
El arte de amar y la comedia latina elegíaca
Comedia elegíaca latina del siglo XII. Los dos primeros versos del Pamphilus / De amore:
Vulneror et clausum porto sub pectore telum;
Crescit et assidue plaga dolorque michi.
El personaje de Pánfilo y su tradición popular, al igual que ocurre con Birria. La relación de este tipo de obra con la comedia latina y con Ovidio. La impronta de la comedia elegíaca en Juan Ruiz y en La Celestina
De cómo Amor se partió del arçipreste, et de cómo doña Venus lo castigó
576 Partiose Amor de mí, e dexome dormir:
desque vino el alba començé de comedir
en lo que me castigó; et por verdat desir,
fallé que en sus castigos siempre usé vevir.
577 Maravilleme mucho desque en ello pensé,
de cómo en servir dueñas todo tiempo non cansé,
mucho las guardé siempre, nunca me alabé,
¿quál fue la raçón negra porque non recabdé?
578 Contra mi coraçón yo mismo me torné,
porfiando le dixe: «Agora yo te porné
»con dueña falaguera: e d'esta ves terné,
»que si bien non avengo, nunca más averné.»
579 Mi coraçón me dixo: «Faslo e recabdarás,
»si hó non recabdares, torna y luego cras,
»lo que muchos días acabado non as,
»quando non coydares, a otra ora lo avrás.»
580 Fasaña es usada, proverbio non mintroso,
más val' rato acuçioso que día perezoso:
partime de tristeza de cuydado dañoso,
busqué et fallé dueña de qual só deseoso.
581 De talle muy apuesta, de gestos amorosa
doñeguil47, muy loçana, plasentera et fermosa,
cortés et mesurada, falaguera, donosa,
graçiosa et risueña, amor de toda cosa.
582 La más noble figura de quantas yo aver pud',
viuda rica es mucho, et moça de juventud
et bien acostumbrada, es de Calataúd,
de mí era vesina, mi muerte e mi salud.
583 Fija de algo en todo et de alto linage,
poco salía de casa, segunt lo an de usage:
fuime a doña Venus que le levase mensage,
ca ella es comienzo et fin d'este viaje.
584 Ella es nuestra vida et ella es nuestra muerte,
enflaqueçe et mata al resio et al fuerte,
por todo el mundo tiene grant poder et fuerte,
todo por su consejo se fará a do apuerte.
585 «Señora doña Venus, muger de don Amor,
»noble dueña, omíllome yo, vuestro servidor
»de todas cosas sodes vos el amor señor:
»todos vos obedesçen como a su fasedor.
586 »Reyes, duques e condes e toda criatura
»vos temen e vos sirven como a vuestra fechura,
»complit los míos deseos et datme dicha e ventura,
»non me seades escasa, nin esquiva, nin dura.
587 »Non vos pidré grant cosa para vos me la dar,
»pero a mí cuitado es me grave de far:
»sin vos yo non la puedo començar nin acabar:
»yo seré bien andante por lo vos otorgar.
588 »Só ferido e llagado, de un dardo só perdido,
»en el coraçón lo traye ençerrado et ascondido,
»non oso mostrar la laga, matarme a si la olvido,
»et aun desir non oso el nombre de quien me ha ferido.
589 »La llaga non se me dexa a mí catar nin ver,
»onde mayores peligros espera que an de ser:
»reçelo que mayores dapnos me podrán recreçer
»físico nin melesina non me puede pro tener.
590 »¿Quál carrera tomaré que me non vaya matar?
»¡Cuytado yo me faré que non la puedo catar!
»Derecha es mi querella, raçón me fase acuytar,
»pues que non fallo nin qué me pueda prestar.
591 »Et porque munchas cosas me embargan e empeçen,
»he de buscar munchos cobros segunt que me pertenesçen:
»las artes muchas vegadas ayudan, otras fallesçen,
»por las artes viven munchos, por las artes peresçen.
592 »Si se descubre mi llaga quál es, dónde fue venir,
»si digo quién me ferió, puedo tanto descobrir
»que perderé melesina so esperança de guarir:
»la esperança con conorte sabe a las veses fallir.
593 »E si encubre del todo su ferida e su dolor,
»si ayuda non demanda por aver salut mijor,
»por ventura me vernía otro peligro peor;
»morría de todo en todo, nunca vi cuyta mayor.
594 »Mejor es mostrar el ome su dolençia e su quejura
»al menge et al buen amigo que l' darán por aventura
»melesina e consejo por do pueda aver folgura,
»que non el morir sin dubda, et vevir en grant secura.
595 »El fuego más fuerte quexa ascondido, encobierto,
»que non quando se derrama esparçido e descobierto;
»pues éste es camino más seguro e más çierto,
»en vuestras manos pongo el mi coraçón abierto.
596 »Doña Endrina que mora aquí en mi vesindat
»de fermosura e donayre, et de talla e de beldat
»sobra e vençe a todas quantas ay en la çibdat.
»Si el amor no me engaña, yo vos digo la verdat.
597 »Esta dueña me ferió de saeta enerbolada
»atraviésame el coraçón, en él la tengo fincada
»toda mi fuerça pierdo, et del todo me es tirada,
»la llaga va cresçiendo, del dolor non mengua nada.
598 »A persona de este mundo yo non la oso fablar,
»porque es de grand linage, et dueña de grand solar,
»es de mejores parientes que yo e es de mejor lugar,
»en le desir mi deseo non me oso aventurar.
599 »Con arras e con donas ruéganla casamientos,
»menos los preçia todos que dos viles sarmientos,
»a do es el grand linage aí son los alçamientos,
»a do es mucho algo son los desdeñamientos.
600 »Rica muger e fija de un porqueriso vil
»escogerá marido qual quisiere entre dos mil:
»pues así aver non puedo a la dueña gentil,
»averla he por trabajo et por arte sotil.
601 »Todas aquestas noblesas me fasen querer,
»por aquesto a ella non me oso atrever,
»otro cobro non fallo que me pueda acorrer
»si non vos, doña Venus, que lo podedes faser.
602 »Atrevime con locura et con amor afincado,
»muchas veses gelo dixe, que finqué mal denostado,
»non preçia nada, muerto me trae, coytado:
»si non fuese tal mi vesina, non sería tan penado.
603 »Quanto más se está omen al grand fuego llegado,
»tanto mucho más se quema que quando está alongado,
»esto me trae muerto perdido et penado:
»así, señora doña Venus, sea de vos ayudado.
604 »Ya sabedes nuestros males et nuestras penas parejas,
»sabedes nuestros peligros, sabedes nuestras consejas,
»non me dades respuesta, nin me oyen vuestras orejas,
»oítme vos mansamente las mis coytas sobejas.
605 »Non ven los vuestros ojos la mi triste catadura,
»tira de mi coraçón tal saeta e tal ardura,
»conortadme esta llaga con juegos e folgura,
»que non vaya sin conorte mi llaga e mi quejura.
606 »¿Quál es la dueña tan brava et tan dura,
»que al su servidor non le faga mesura?
»Afinco vos pidiendo con dolor et tristura,
»el grand amor me fase perder salud e cura.
607 »El color he perdido, mis sesos desfallesçen,
»la fuerza non la tengo, mis ojos non paresçen,
»si vos non me valedes, mis membrios desfalleçen.»
Respondió doña Venus: «Servidores vençen.
608 »Ya fueste consejado del Amor, mi marido,
»d'él en muchas maneras fuste aperçebido,
»porque le fuste sañudo, contigo poco estido,
»de lo qu'él non te dixo, de mí te será repetido.
609 »Si algo por ventura de mí te fuere mandado
»de lo que mi marido te ovo aconsejado,
»serás d'ello más çierto, irás más segurado,
»mejor es el consejo de muchos acordado.
610 »Toda muger que mucho otea, o es risueña,
»dil' sin miedo tus coytas, non te embargue vergüeña,
»a penas de mil una te despreçie, más desdeña,
»amarte ha la dueña, que en ello piensa e sueña.
611 »Sírvela, non te enojes, sirviendo el amor creçe,
»serviçio en el bueno nunca muere, nin peresçe,
»si se tarda, non se pierde, el amor non fallesçe,
»el grand trabajo todas las cosas vençe.
612 »El amor leó a Ovidio en la escuela,
»que non ha muger en el mundo, nin grande nin moçuela,
»que trabajo e serviçio non la traya al espuela
»que tarde o que ayna creye que de ti se duela.
La Celestina y la comedia elegíaca latina. El problema de las fuentes. Propongo la lectura de Claudio Guillén, “De influencias y convenciones”, en Teorías de la historia literaria, Madrid, Espasa-Calpe, 1989, pp. 95-117. (dirección electrónica: http://www.cervantesvirtual.com/obra/de-influencias-y-convenciones-0/) Comienza así:
“Los estudiosos se ven a veces desconcertados, así como estimulados, por el recuerdo de cosas pasadas. Hace cuarenta años Gustave Rudler pudo formular esta plausible declaración: «La Littérature Comparée est un cas particulier de la critique d'influence». Hoy, en cambio, el predominio, en Literatura Comparada, de los estudios de influencias parece haber llegado a su fin. El campo específico que ellos cubrían ha sido usurpado por el examen, en términos generales, de tradiciones y convenciones.”
http://revistas.ucm.es/index.php/CFCL/article/view/CFCL9898220443A/34657
“CALISTO. Cierra la ventana. Y deja la tiniebla acompañar al triste e al desdichado la ceguedad: mis pensamientos tristes no son dignos de luz. ¡Oh bienaventurada muerte aquella que, deseada, a los afligidos viene! ¡Oh si vinieses agora Erasístrato, médico, sentirías mi mal! ¡Oh piedad de Seleuco, inspira en el plebérico corazón por que, sin esperanza de salud, no envíe el espíritu perdido con el desastrado Píramo e la desdichada Tisbe!
SEMPRONIO. ¿Qué cosa es?
CALISTO. ¡Vete de ahí! No me hables; si no, quizá antes del tiempo de mi rabiosa muerte mis manos causarán tu arrebatado fin.
SEMPRONIO. Iré, pues solo quieres padecer tu mal.
CALISTO. ¡Ve con el diablo!
SEMPRONIO. (Aparte) No creo, según pienso, ir conmigo el que contigo queda. (A solas) ¡Oh desventura! ¡Oh súbito mal! ¿Cuál fue tan contrario acontecimiento que así tan presto robó el alegría deste hombre e, lo que peor es, junto con ella el seso? ¿Dejarle he solo o entraré allá? Si le dejo, matarse ha; si entro allá, matarme ha. Quédese, no me curo. Más vale que muera aquel a quien es enojosa la vida que no yo, que huelgo con ella; aunque por ál no desease vivir sino por ver mi Elicia, me debería guardar de peligros. Pero si se mata sin otro testigo, yo quedo obligado a dar cuenta de su vida. Quiero entrar. Mas, puesto que entre, no quiere consolación ni consejo: asaz es señal mortal no querer sanar. Con todo, quiérole dejar un poco: desbrave, madure; que oído he decir que es peligro abrir o apremiar las postemas duras, porque más se enconan. Esté un poco. Dejemos llorar al que dolor tiene, que las lágrimas e suspiros mucho desenconan el corazón dolorido. E aun, si delante me tiene, más conmigo se encenderá: que el sol más arde donde puede reverberar; la vista a quien objeto no se antepone, cansa, y cuando aquél es cerca, agúzase. Por eso quiérome sufrir un poco. Si entretanto se matare, muera; quizá con algo me quedare que otro no sabe, con que mude el pelo malo. Aunque malo es esperar salud en muerte ajena, e quizá me engaña el diablo. Y si muere, matarme han, e irán allá la soga y el calderón. Por otra parte, dicen los sabios que es grande descanso a los afligidos tener con quien puedan sus cuitas llorar y que la llaga interior más empece. Pues, en estos extremos en que estoy perplejo, lo más sano es entrar y sufrirle y consolarle. Porque si posible es sanar sin arte ni aparejo, más ligero es guarecer por arte y por cura.”
Juan del Encina y sus bucólicas. Adaptación del asunto bucólico a una nueva realidad histórica
“Argumento
Aquí comiençan las Bucólicas de Virgilio, repartidas en diez églogas, bueltas del latín en nuestra lengua e trobadas en estilo pastoril por Juan del Enzina: dirigidas a los muy poderosos e cristianísimos reyes D. Fernando e Doña Isabel, príncipes de las Españas, reyes naturales y señores nuestros, señores de las insulas de nuestro mar, etcétera. Van esso mismo algunas de las dedicadas al muy esclarecido y bienaventurado príncipe D. Juan, y en esta primera égloga se introduzen dos pastores, razonándose el uno con el otro como que acaso se encontraron: uno llamado Melibeo, que habla en persona de los cavalleros que fueron despojados de sus haziendas por ser rebeldes, conjurando con el rey de Portugal que de Castilla fué alçado e con él anduvieron amontados e corridos, perseverando en su contumacia. Y el otro pastor, que Tytiro fué llamado, habla en nombre de los que en arrepentimiento vinieron y fueron restituidos en su primero estado e ya tocando el tiempo que reinó el señor rey D. Enrrique cuarto, comenzando su reinar con tanto rigor de justicia, que no menos de temido que de poderoso pudiera ser alabado; mas en el fin, ataviando su poder y afloxando su justicia, dió lugar a que los coraçones de sus súditos a vanderas desplegadas, vicios e robos, se apoderassen, para cuyo remedio tan cathólicos e tan excelentes príncipes Dios por su misericordia nos quiso dar, e agora Tytiro por más lastimar a Melibeo, que era del vando contrario, muestra a cuánta mejoría e excelencia lleva la realeza deste nuestro muy victorioso rey a la de todos los otros, doliéndose porque tarde vino en el verdadero conocimiento e maravillándose en persona del poeta cómo tuvo atrevimiento para escrivir hazañas de tan alto príncipe, e dando gracias por las mercedes recebidas.
Tytire' tu' patulae recubans sub tegmine fagi , etc.
http://revistas.ucm.es/index.php/CFCL/article/view/CFCL9898220443A/34657
“CALISTO. Cierra la ventana. Y deja la tiniebla acompañar al triste e al desdichado la ceguedad: mis pensamientos tristes no son dignos de luz. ¡Oh bienaventurada muerte aquella que, deseada, a los afligidos viene! ¡Oh si vinieses agora Erasístrato, médico, sentirías mi mal! ¡Oh piedad de Seleuco, inspira en el plebérico corazón por que, sin esperanza de salud, no envíe el espíritu perdido con el desastrado Píramo e la desdichada Tisbe!
SEMPRONIO. ¿Qué cosa es?
CALISTO. ¡Vete de ahí! No me hables; si no, quizá antes del tiempo de mi rabiosa muerte mis manos causarán tu arrebatado fin.
SEMPRONIO. Iré, pues solo quieres padecer tu mal.
CALISTO. ¡Ve con el diablo!
SEMPRONIO. (Aparte) No creo, según pienso, ir conmigo el que contigo queda. (A solas) ¡Oh desventura! ¡Oh súbito mal! ¿Cuál fue tan contrario acontecimiento que así tan presto robó el alegría deste hombre e, lo que peor es, junto con ella el seso? ¿Dejarle he solo o entraré allá? Si le dejo, matarse ha; si entro allá, matarme ha. Quédese, no me curo. Más vale que muera aquel a quien es enojosa la vida que no yo, que huelgo con ella; aunque por ál no desease vivir sino por ver mi Elicia, me debería guardar de peligros. Pero si se mata sin otro testigo, yo quedo obligado a dar cuenta de su vida. Quiero entrar. Mas, puesto que entre, no quiere consolación ni consejo: asaz es señal mortal no querer sanar. Con todo, quiérole dejar un poco: desbrave, madure; que oído he decir que es peligro abrir o apremiar las postemas duras, porque más se enconan. Esté un poco. Dejemos llorar al que dolor tiene, que las lágrimas e suspiros mucho desenconan el corazón dolorido. E aun, si delante me tiene, más conmigo se encenderá: que el sol más arde donde puede reverberar; la vista a quien objeto no se antepone, cansa, y cuando aquél es cerca, agúzase. Por eso quiérome sufrir un poco. Si entretanto se matare, muera; quizá con algo me quedare que otro no sabe, con que mude el pelo malo. Aunque malo es esperar salud en muerte ajena, e quizá me engaña el diablo. Y si muere, matarme han, e irán allá la soga y el calderón. Por otra parte, dicen los sabios que es grande descanso a los afligidos tener con quien puedan sus cuitas llorar y que la llaga interior más empece. Pues, en estos extremos en que estoy perplejo, lo más sano es entrar y sufrirle y consolarle. Porque si posible es sanar sin arte ni aparejo, más ligero es guarecer por arte y por cura.”
Juan del Encina y sus bucólicas. Adaptación del asunto bucólico a una nueva realidad histórica
“Argumento
Aquí comiençan las Bucólicas de Virgilio, repartidas en diez églogas, bueltas del latín en nuestra lengua e trobadas en estilo pastoril por Juan del Enzina: dirigidas a los muy poderosos e cristianísimos reyes D. Fernando e Doña Isabel, príncipes de las Españas, reyes naturales y señores nuestros, señores de las insulas de nuestro mar, etcétera. Van esso mismo algunas de las dedicadas al muy esclarecido y bienaventurado príncipe D. Juan, y en esta primera égloga se introduzen dos pastores, razonándose el uno con el otro como que acaso se encontraron: uno llamado Melibeo, que habla en persona de los cavalleros que fueron despojados de sus haziendas por ser rebeldes, conjurando con el rey de Portugal que de Castilla fué alçado e con él anduvieron amontados e corridos, perseverando en su contumacia. Y el otro pastor, que Tytiro fué llamado, habla en nombre de los que en arrepentimiento vinieron y fueron restituidos en su primero estado e ya tocando el tiempo que reinó el señor rey D. Enrrique cuarto, comenzando su reinar con tanto rigor de justicia, que no menos de temido que de poderoso pudiera ser alabado; mas en el fin, ataviando su poder y afloxando su justicia, dió lugar a que los coraçones de sus súditos a vanderas desplegadas, vicios e robos, se apoderassen, para cuyo remedio tan cathólicos e tan excelentes príncipes Dios por su misericordia nos quiso dar, e agora Tytiro por más lastimar a Melibeo, que era del vando contrario, muestra a cuánta mejoría e excelencia lleva la realeza deste nuestro muy victorioso rey a la de todos los otros, doliéndose porque tarde vino en el verdadero conocimiento e maravillándose en persona del poeta cómo tuvo atrevimiento para escrivir hazañas de tan alto príncipe, e dando gracias por las mercedes recebidas.
Tytire' tu' patulae recubans sub tegmine fagi , etc.
Melibeo ¡Tytiro, cuán sin cuidado
Que te estás so aquesta haya,
Bien tendido e rrellanado!
Yo triste descarriado
Ya no sé por do me vaya.
¡Ay! Carillo,
Tañes tú tu caramillo:
No hay quien cordojo te traya.
Yo lazerado, aborrido,
He dexado ya mi tierra;
Ando acossado e huido,
Y tú estáste aquí tendido
A sabor por esta tierra
Canticando,
Por las silvas retumbando;
No tienes quien te dé guerra.
Cantas dos mil cantilenas
De Amarilis, tu adamada,
Deslindándole tus penas,
Tus prisiones e cadenas;
Tienes la bien canticada
Con reposo;
A la sombra gasajoso
No te das nada por nada.
Tytiro ¡O buen zagal Melibeo,
Cuánto bien nos hizo Dios!
Diónos rey de tal asseo
Que todo nuestro desseo
Se nos cumple, juro a nos;
E le amamos
Tanto, que por él rezamos
Primero que no por nos.
El nos dexa andar paciendo
Al ganado por do quiere,
Bien assí como estás viendo,
Y estar nos tanto tañendo
Cuanto a nuestra gana fuere,
E cantar,
Cada cual de buen vagar,
Cual cantar por bien tuviere.
Melibeo Embidia no te la tengo,
Mas antes me maravillo;
Que por todo allá do vengo
Tienen un temblor muy luengo
Y es muy fuerte el omezillo.
Ay cuitado,
Con este poco ganado
Ando triste e amarillo.
Apenas puedo aballar
Por los cerros ni los llanos;
Desta cabra he gran pesar,
Que comienza de anaziar,
No me doy con ella a manos;
Que parió,
E dos mielgos me dexó
Entre aquellos avellanos.
E pariólos hembra e macho
Que era verlos maravilla,
Do pudiera aver buen cacho
Para campo sin empacho
O para vender en villa.
¡Ay cuán cruda,
En una peña desnuda
Los parió que era manzilla!
Muchas vezes he membrança
Del cielo venir señales
Que nos davan figurança
De la mal aventuranza
De nuestras cuitas e males.
Digo hoy
¿Quién es ora aquesse rey
De tan buenos temporales?
Tytiro O Melibeo, solía
Yo de muy bovo pensar
La que corte se decía
Deste rey, que parezía
Aqueste nuestro lugar,
Y en su corte
Que no avía más deporte
Del que acá suelen tomar.
Por estos valles e cerros
Do guardamos los pastores,
Vemos perritos a perros,
E a las madres los bezerros
Semejar aunque menores.
Bien assí
Al lugar en que nascí
Comparava a los mayores.
Tan gran diferencia va
De otras villas e lugares
Al lugar do el rey está.
Todo te parecerá
Cual el placer con pesares:
Bien como es
Con el viburno el ciprés,
Que acá todos son casares.
Melibeo E ¿dime qué te movió
O qué caso tan profundo
Por ventura te acuntió
Que en cariño te metió
De ver corte e tan gran mundo?
Por tu fe
Que me digas cómo fué;
Que de pasmo me perhundo.
Tytiro A la mi fe tú te sabe
Que por verme en libertad,
Que es lo que más oy se alabe
Y el libro do quiera cabe
E le dan autoridad,
He buscado
Cómo me ver libertado,
Fuera de catividad.
Mas esta libertad mía,
Porque yo me emperezava
E mostrava cobardía,
Vino algún poco tardía,
Ya que la barva rapava,
E ha traido
Un gasajo tan complido
Cuanto yo lo desseava.
Desque aqueste rey nos tiene
E al otro señor dexamos,
Mucho ganado nos viene
E aun a Dios como conviene
Harto diezmo le pagamos
De buen peso.
Ya podremos hazer queso
Para en villa que vendamos.
Mas en el otro poder
Libertad no se esperava;
No gozávamos plazer,
Nada osávamos vender,
Porque no se nos pagava;
Las haziendas,
Con trabajos e contiendas,
Ninguno nos las labrava.
Tytiro al rey Maravillado me siento,
O gran rey, qué cosa fuesse
Passarme por pensamiento
De tener atrevimiento
Que en tus hechos yo escriviesse.
Tu justicia
A todos pone codicia,
Que en loarte nadie cesse.
En tu virtud trasportado
En tu virtud trasportado
Me parava yo a pensar
Que estarías enojado
En verme tan descuidado
No escrivir de tu reinar,
E aun asmava
Que tu gloria me llamava
Que la aprendiesse a contar.
No sé para quién guardavas
Que estas églogas trobasse,
Segun las obras obravas
Tal obra se te aplicasse.
Juro a mí,
Tytiro no estava aqui
Para que su fe mostrasse.
Tytiro vía dezir
Arboles, pinos e fuentes;
Vía tanto reluzir
La virtud de tu bivir
Que alumbrabas tú las gentes;
No sabía
Escrivir, aunque quería,
Tus hechos muy excelentes.
Mas agora ya que entiendo
Algún poco deste oficio,
Ya que voy más conosciendo,
Favor te pido sirvendo,
Porque luzia mi servicio.
Quien te quiere
Sírvate como supiere,
Que yo servirte codicio.
Tytiro a Melibeo
Aquí le vi, Melibeo,
Este rey siendo zagal
E cada mes le ofrendeo,
Le rezo con buen desseo
Que Dios le guarde de mal,
E que vea,
Tanto cuanto bien dessea
Su persona muy real.
Si mercedes le pedí
Luego me las otorgó,
A otros moços e a mí,
Los ganados por aquí
Como de antes nos dexó;
E las vacas,
Dexar hacer alharacas
Con los toros nos mandó.
Melibeo Viejo bienaventurado,
Luego tus tierras te tienes
Que te las han ya tornado,
Aunque son de mal labrado,
Ya con ellas te sostienes;
Mas yo triste,
De cuantos bienes me viste,
No tengo ningunos bienes.
Los pastos no acostumbrados
A las tus reses preñadas,
Ni aun a todos tus ganados
No los ternán destemplados,
Ni ternán malas majadas;
Ni maldad,
De la res de vezindad
Terná las tuyas dañadas.
Bienaventurado viejo,
Entre estas fuentes e ríos,
Estarás tu muy sobejo
Tendido sin sobrecejo,
Cogiendo los aires fríos;
Dormirás,
Con los sones que oirás
De las avejas sordíos.
El que cortare la rama
Mientras duermes, cantará,
Ni porque estés en tu cama,
La que paloma se llama
Entretanto dexará
Los ronquidos,
Ni la tórtola gemidos
Desde el olmo cessará.
Tytiro
E aun por esse tal consuelo
Primero podrán pacer,
Los ciervos allá en el cielo,
E el mar secarse en el suelo
Y en seco los peces ver,
Que yo pueda,
De rey que tal fama queda,
Partirme de le querer.
Primero beverá el Parto
En Araris desterrado,
Y el Germán primero harto
Beverá en el río cuarto,
Que fué del paraiso dado
Que es el Tigre,
Primero que yo peligre
De aver al rey olvidado.
Melibeo Ay que nosotros iremos
Unos por Libia sedientos,
E otros en Citia daremos,
E otros a Creta vernemos
Por Oaxes con tormentos
Muy perdidos,
Por los britanos partidos,
¡Ay que grandes perdimentos!
Algún tiempo por ventura
Ya después de algún agosto,
Si veré la labradura,
La cabaña e lindadura,
De mi padre e mi regosto,
Yo bien creo,
Ser asmado si lo veo,
Fe por esta tierra abosto.
¿El hombre darmas feroz
Ha de aver estas labranças,
Y el extraño con su hoz
Mis mieses siegue en su hoz?
¡O que malas ordenanças
Que con guerra,
Nos echen de nuestra tierra
E de nuestras heredanças!
Habla consigo
¡Ay qué tiempos son ya tales!
¡Mirad para quién sembramos!
Melibeo, pon parrales,
Enxiere agora perales
Agora, agora medramos
¡Desdichados!
Por nuestros malos pecados
Ya nunca cabeça alçamos.
Aballa, aballa, ganado,
Andad, andad, mis cabritas,
Que en algún tiempo passado
Siendo yo más prosperado
Fuistes vos otras benditas.
No os veré
Por las peñas, ni estaré
Ya tendido en belloritas.
Ya no cantaré mis trobas,
Ni tañeré caramillo,
Ni vosotras cabras bovas
Pareceis ya las escobas,
Ni las flores del tomillo,
Ni vereis
Los salzes de que cortéis
Con la boca algún ramillo.
Fin
Si aquesta noche conmigo
Si aquesta noche conmigo
Alvergar a ti te plega,
Daré te mi buen amigo,
Mançanas e pan de trigo,
E aun miga cocha te cuega
E aun castaña;
Vámonos a mi cabaña,
Que ya la noche se allega.”
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